Descripción
El antiguo fariseo y perseguidor de los cristianos se transforma en un verdadero discípulo de Jesús que se atreve a decir «ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20a), testigo de Cristo resucitado, anunciando la buena noticia de que la salvación es un don gratuito del grande amor de Dios.
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